Fabiola Cruz López, Epidemióloga, El Nuevo Día, 16 Jan 2024.
La anatomía y la fisiología de la mujer están perfectamente creadas para poder llevar a cabo el proceso de reproducción y de parto sin necesidad de una intervención médica. Ahora bien, el ser humano ha logrado estudiar y desarrollar procedimientos, como la cesárea, para asistir a casos específicos que tienen complicaciones de salud, permitiendo que más mujeres puedan dar vida de forma segura.
El reciente estudio publicado por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades sobre los altos porcentajes de cesáreas en Puerto Rico ha levantado nuevamente una discusión pública y preocupación sobre el impacto que esto tiene en la salud de la mujer. En diversos medios se han presentado razones para estas cifras. Se alude la escasez de médicos especialistas para poder atender complicaciones de partos en horarios no planificados. También al pago mayor a médicos por una cesárea versus el trabajo de un parto, así como a la necesidad de anestesiólogos para poner la epidural por el miedo de las pacientes a sentir el dolor de un parto natural. Igualmente se menciona la percepción de que pacientes perciben la cesárea como un proceso más seguro y requieren a su médico que le realice este procedimiento.
A lo anterior se denuncia la normalización de la violencia obstétrica que plantea la práctica de acomodar partos por medio de cesáreas o inducciones para ajustarse a vacaciones u horarios de un galeno y se minimizan partos humanizados. Además, como madre reciente, puedo decirles que también se suma el factor de que en nuestra sociedad las mujeres gestantes se enfrentan a un sinnúmero de opiniones públicas que demonizan el dolor del parto, y promueven el uso de medicamentos como la epidural, como si fuesen esenciales. Además, aluden a la cesárea como una forma segura de planificar y ajustar el nacimiento de tu bebé a una fecha. Ese contenido habla, igualmente, de inducciones desde muy temprano, sin razones médicas. También, debido a la escasez de médicos, tienes citas de solo cinco o 10 minutos con tu médico especialista, por lo que la educación a cargo de expertos se limita.
Afortunadamente estos escenarios, aunque complejos, pueden tener soluciones. En primer lugar, para atender la escasez de personal, podemos acoger la recomendación del Dr. Mario Ramírez, quien propone que se incluyan parteras en los hospitales. Las parteras están preparadas para acompañar a la mujer en el proceso del parto natural, darle guía e identificar las situaciones cuando es necesaria una cesárea de emergencia. El hecho de tener una guía durante el proceso en el hospital asistiendo constantemente a la mujer en el manejo del dolor y estrategias para promover el parto, podría reducir la probabilidad de que culmine en una cesárea.
En segundo lugar, recomendaría que se incluyan a las doulas como parte de los servicios necesarios para la salud de una mujer embarazada. Las doulas acompañan a la mujer durante el embarazo y pueden certificarse para llevar a cabo educación sobre el proceso natural de un parto, los cambios en la mujer, técnicas de manejo del dolor y levantar inteligencia emocional para que la mujer vaya al proceso de parto fortalecida mentalmente y entendiendo cada etapa tomando decisiones informadas.
En tercer lugar, a nivel de comunidad es necesario hacer campañas educativas sobre la naturaleza del parto y cuando es necesario una cesárea o una inducción. Finalmente, urge aumentar el pago a médicos especialistas que atienden la mujer embarazada durante los meses de gestación hasta el postparto para lograr un pago justo por su trabajo durante meses y estimular prácticas clínicas más humanizadas.
Cada recomendación requiere de un enfoque salubrista y social para adaptarla a las necesidades de las diversas comunidades en Puerto Rico. Es un trabajo arduo, pero no imposible de lograr.
En nuestra sociedad las mujeres gestantes se enfrentan a un sinnúmero de opiniones públicas y médicas que demonizan el dolor del parto”.
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